Ante la indecorosa avanzada mediática que realizan los principales responsables de la situación institucional de YCRT, entre los más visibles (no los únicos) Atanasio Pérez Ozuna (ex interventor, hoy intendente) y Matías Mazú (ex intendente, hoy diputado provincial), la intervención a cargo de Omar Zeidán ha decidido confrontar con la realidad, la verdad y (de ser necesario) las pruebas documentales, la burda operación de los victimarios de nuestro yacimiento, quienes por más de 15 años han contribuido a su destrucción, su vaciamiento y su virtual extinción como el centro productor de carbón que alguna vez fue.
En ese distorsionado camino que transitó el kirchnerismo en la última década, dejó olvidado el objetivo principal de la existencia de este yacimiento, para darle paso a la especulación política, el uso indebido de su patrimonio, el saqueo indiscriminado de sus bienes y activos y finalmente, reduciendo la magna tarea de nuestra empresa, que es la de producir materia prima para el desarrollo energético con valor agregado, a la mera utilización de su estructura como coto de caza y agencia de empleo político, en épocas donde dilapidar los fondos de todos los argentinos, fue lúdico y placentero para quienes hoy se hacen las víctimas, cuando debieran estar dando cuenta de sus acciones y complicidades, no solo ante la justicia, sino también ante la sociedad y especialmente ante los trabajadores de YCRT.
Debido al programa de reconversión de la empresa, que ha iniciado esta intervención desde el primer momento en que la nueva administración se hizo cargo, hubo una clara resistencia a los cambios de fondo iniciados, lo cual le permitirá a YCRT su continuidad como empresa en la cuenca carbonífera, especialmente por parte de sectores claramente vinculados al status quo anterior y esos grupos minoritarios, enlazados por intereses políticos y sindicales, intentaron reducir, desde el primer minuto, nuestro margen de maniobra, interviniendo de todas las formas posibles, mediante un plan sistemático de obstaculización permanente, con el fin de impedir los cambios, alegando cualquier tipo de excusa, hasta la más banal y valiéndose de versiones infundadas que ruedan por las redes sociales sin responsabilidad ni responsables y burdas mentiras que disparan personeros de la política provincial, partícipes necesarios de la debacle que nuestra empresa sufrió en la última década, producto de la desidia, el uso político y la corrupción.
Oficialmente, el diputado provincial Matías Mazú, ha convalidado públicamente la mentira difundida de manera anónima, sobre los sueldos que cobra el interventor Omar Zeidán y algunos de sus colaboradores, como forma de hacer válida la premisa de que la mejor defensa es un buen ataque, pero sin medir la necesaria condición que debe existir para ser creíble un mensaje: que sea verdad; y éste no lo es.
Al respecto el propio Interventor de YCRT Omar Zeidán se refirió a lo difundido por Mazú en un medio de Río Gallegos, quien afirmó que el funcionario nacional gana un sueldo de 300 mil pesos mensuales.
Es una burda operación del diputado quien sabe perfectamente que yo no cobro esa suma de dinero y es consciente que las cifras echadas a rodar están “infladas” con el propósito de generar malestar en la opinión pública y capitalizar la bronca que produce, en tiempos socialmente tan sensibles como éstos, la difusión de cifras de este tipo que se tiran sin ninguna responsabilidad ni explicación, con el solo propósito de producir rechazo.
Más adelante agregó: Nada dice el diputado sobre la distorsión salarial en YCRT de la cual su partido político fue responsable de aplicar por más de una década, donde un trabajador en interior de mina gana 40 o 50 mil pesos y uno en superficie supera los 100 mil. Tampoco habla Mazú de la forma en que sobredimensionaron la planta de personal y en este mismo sentido, la dirigencia gremial que se opone a la reformulación de YCRT para hacerla sustentable y productiva, no le dice a sus representados que ganan sueldos superiores a los 150 mil pesos y que, por ejemplo, se niegan a pagar Ganancias, como hemos propuesto desde la Intervención, porque creemos que debemos contribuir al esfuerzo que hace toda la sociedad, para poner de pie a este país y no seguir pensando que, siendo YCRT la segunda empresa estatal más grande de la Argentina, su personal forma una elite con beneficios extraordinarios, sin que en los últimos quince años haya cumplido el fin de su existencia: producir carbón y hacerse autosustentable y agregó. Tampoco dice Mazú, que este desfasaje fue producto del populismo, la militancia rentada y el amiguismo político que fue política en la empresa, donde se dispendiaban fondos a mansalva, para mantener contentos, tranquilos y distraídos a los trabajadores, mientras desde las oficinas de Planificación se articulaba con la Intervención de YCRT, la municipalidad de Río Turbio y la UTN, los más oscuros negociados millonarios, que iban a parar a bolsillos que conocemos, otros que desconocemos y alimentaban la caja política. De eso, Mazú no habla.
Finalmente Zeidán señaló: Esta Intervención está ofreciendo al personal, todas las posibilidades de resolver el conflicto, de manera pacífica, ordenada, inmejorable y bajo condiciones únicas desde lo monetario; pero contrariamente a lo dicho por ahí, la decisión está tomada, los telegramas no se retrotraen y la reducción de la planta es un hecho fáctico que lo comunicamos hace un año atrás y todo el arco sindical y político lo sabía. Eso no quita que sigamos hablando, negociando y conviniendo con los gremios, como es nuestra voluntad. Contrariamente a lo que el Frente para la Victoria difunde a los cuatro vientos, nuestra intervención está haciendo esfuerzos por salvar la empresa, hacerla viable, productiva y con futuro. Ellos, fueron los artífices de su destrucción y quienes hoy encabezan las marchas diciendo defender a los trabajadores, pronostican el caos y promueven el apocalipsis en la cuenca, son quienes les robaron los sueños, fundieron a YCRT y se robaron todo; de hecho, gran parte de ellos están imputados y procesados en la justicia y es a ellos quien los trabajadores debieran exigirles respuestas para que les expliquen por qué llegamos a este estado de cosas; tras lo cual el interventor concluyó: Desde nuestro lugar hemos permanecido en silencio, trabajando y denunciando ante los Juzgados, como debe hacer un hombre de bien y un funcionario honesto. No nos mezclamos en discusiones estériles con los culpables directos del vaciamiento y más bien eludimos estas confrontaciones sin razón, que buscan trabar el proceso. Pero el mensaje hacia los trabajadores de bien es claro: si no ponemos de pie a YCRT y desaprovechamos los dos años en los cuales el gobierno nacional ha hecho tanto esfuerzo para encaminarla, estaremos desaprovechando una oportunidad única e histórica de salvar esta gran empresa que le da vida, sustento y entidad a la cuenca carbonífera, pero, por sobre todo, habremos perdido el tren del futuro y la posibilidad, hoy en manos de quienes amamos a Río Turbio y 28 de Noviembre, de volver a existir como polo de desarrollo provincial y ser el orgullo que alguna vez fuimos y por culpa de sicarios de la política, usurpadores de cargos y apropiadores de fondos y bienes públicos, hemos perdido a manos de quienes pretenden engañarnos una vez más, transformados en voceros de los reclamos, encabezando marchas o levantando su voz como denunciadores, cuando, en realidad, ellos son los denunciados.
De esta manera, el Interventor Omar Zeidán inició una fuerte apuesta comunicacional para contrarrestar el burdo accionar político de un gobierno provincial que desconoce la autoría de sus delitos de corrupción y la pérdida de un tiempo precioso, cuando por más de una década han tenido el poder absoluto para que el yacimiento y la usina sean una realidad y por el contrario, la dejaron sumida en la postergación, el atraso y al borde de la extinción.
Departamento de Prensa
Yacimiento Carbonífero Fiscales de Río Turbio
Santa Cruz.